En un contexto caracterizado por cambios acelerados, ¿qué significa para ti llevar a cabo una gestión excelente, innovadora y sostenible?
Una gestión excelente para mí es necesariamente innovadora y sostenible, y al mismo tiempo no debería ser sobresaliente, sino que todos nuestros equipos merecen que sus directivos les guíen de modo excelente. Y en el contexto que vivimos creo que la interdisciplinariedad y el empoderamiento de los miembros del equipo es fundamental: Surgen demasiados imprevistos o nuevas demandas como para micro-dirigir cada respuesta y la persona directiva no tiene por qué tener el mejor conocimiento de cuál debe ser la solución más adecuada. Por tanto, la escucha de las propuestas con mente abierta y la integración y movilización de todas las fortalezas del equipo me parecen la clave de una gestión excelente.
¿Cómo crees que debemos incorporar la sostenibilidad en la gestión de nuestro día a día?
Creo que de un modo aplicado más que filosófico, pensando siempre en el impacto humano y económico de cada nuevo procedimiento que implementamos y de cada decisión que tomamos. Es decir, haciendo análisis coste-beneficio, pero sin olvidar incluir los costes de oportunidad y las externalidades negativas que podamos generar.
¿De qué forma podemos integrar la co-creación en la cultura de las organizaciones?
Primero hay que generar los espacios físicos o virtuales donde los equipos de trabajo mixtos de personas internas y externas a la organización dispongan del tiempo y las condiciones para interactuar con libertad y sin miedo a represalias. Además, habría que dar igual voz a todas las personas que participan y dar cierta continuidad a estos equipos, y retroalimentación sobre lo que sucede con sus propuestas colectivas.
¿Qué película vinculada con la gestión recomendarías?
Up in the Air, me resultó divertida e irónica, tal vez un poco caricaturesca, pero hace reflexionar sobre las prioridades de la vida.
¿Cuál de tus aficiones animarías a los socios del Club a seguir?
Sin duda, la carrera de fondo la recomendaría, ya que nos saca del despacho y, por ejemplo, la de montaña, nos reconecta con la naturaleza. Además, como se puede entrenar en grupo, también nos re-humaniza y nos desconecta del pensamiento recursivo en los problemas que estamos gestionando. Por otra parte, nos enfrenta a nuestros límites y nos recuerda como el esfuerzo puede ser satisfactorio cuando hacemos algo que nos gusta.