¿Cómo la IA va a condicionar la transformación de la gestión de las organizaciones universitarias?
La XV jornada en Gestión Universitaria del Club Excelencia en Gestión celebrada recientemente en la Universidad de Zaragoza han permitido conversar y compartir ideas con objeto de acercarnos a la IA como elemento que va a condicionar la transformación de la gestión de las organizaciones de forma inmediata. Hemos tenido la oportunidad de realizar un taller DAFO entre los asistentes, conocer la visión de los riesgos y potencialidades desde el punto de vista empresarial y universitario, así como entablar contactos para el impulso de la inteligencia colectiva.
La Inteligencia Artificial está suponiendo todo un reto al que no tenemos muy claro cómo enfrentarnos. Existe un alto grado de incertidumbre y temor a la hora de usar esta tecnología disruptiva de forma propositiva, es decir, liderando y surfeando la ola. De lo contrario, si no sabemos leer e implementar a tiempo mejoras en nuestras estructuras y servicios, corremos el riesgo de vernos desbordados y arrinconados como organización.
La IA no sustituye la inteligencia natural. Con toda seguridad modificará procedimientos y servirá como asistente para conseguir unos niveles de análisis y resultados desconocidos hasta ahora. Para ello es esencial convertirnos y formarnos como expertos de datos. Si queremos tener una IA “inteligente” ésta debe estar sustentada en la explotación de información fiable, segura y de calidad. En este sentido, es una tarea fundamental la de hacer auditorias de bases de datos y de la información que tenemos para un correcto diseño y posterior implementación de soluciones IA.
En el ámbito de la gestión universitaria la inteligencia artificial tiene múltiples potencialidades. Su aplicación podría abarcar desde los ámbitos de gestión o administración y planificación académica hasta la mejora de la experiencia estudiantil.
Desde una administración más eficiente se puede avanzar en la automatización de procesos. Sobre todo, de tareas administrativas repetitivas, como la gestión de matrículas, el procesamiento de solicitudes y la administración de recursos. Esto reduce la carga de trabajo del personal administrativo, minimiza errores y permite usar el talento humano para actividades de mayor valor añadido.
Se podrá potenciar el análisis predictivo: Las herramientas de IA analizan grandes volúmenes de datos para predecir tendencias en, por ejemplo, la inscripción de estudiantes, los resultados académicos, la inserción profesional, los itinerarios formativos a lo largo de la vida, la gestión económica del gasto, gestión y reserva de espacios, climatización de edificios, consumo eléctrico, etc.
De cara al estudiantado, se podrán impulsar soluciones y asistentes virtuales 24/7 personalizados para mejorar su experiencia de aprendizaje, proponer contenidos formativos y también para responder a cuestiones domésticas como horarios, servicios universitarios, etc.
Por otro lado, existe también un potencial enorme en la investigación; la IA acelera el análisis de grandes conjuntos de datos en proyectos de investigación, permitiendo a los académicos realizar descubrimientos más rápidamente y con mayor precisión.
En resumen, la IA puede ayudar a transformar a las universidades para que éstas sean más eficaces en la función pública que desempeñan. No obstante, para ello es fundamental que sean las propias universidades las que diseñen y calendaricen los objetivos y resultados que esta tecnología puede proporcionar potencialmente midiendo y mitigando los riesgos que, sin duda, también tiene.