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El ecosistema de la certificación

Miquel Romero, Director de Transformación e Innovación

Son muchas las organizaciones y empresas que buscan la mejora de su gestión a través de normas y modelos de referencia, sea en un entorno o ámbito específico o de forma global y holística. Algunas de ellas también aspiran, a la vez, a ser reconocidas por haber alcanzado un cierto grado de madurez o excelencia en sus procesos, resultados o en su gestión global.

Con frecuencia, desde el propio Club Excelencia en Gestión tenemos que responder a cuestiones sobre los distintos beneficios y carácter diferencial entre normas, acreditaciones, certificaciones… y, en esta ocasión, voy a intentar aportar un poco de luz a este extenso ecosistema.

Empezaré por compartir aquello que, en mi opinión, las unifica a todas ellas. Partiendo de enfoques y objetivos diferentes, todas ellas contribuyen a la mejora continua en diferentes aspectos y son sin duda compatibles y generadoras de sinergias, pues muchas organizaciones despliegan diversas certificaciones simultáneamente. Todas son facultativas, y este rasgo que las caracteriza es fundamental para valorar muy positivamente el interés de mejora continua de las organizaciones que se deciden voluntariamente a entrar en procesos de verificación externos. Son certificaciones que se van adaptando a lo largo del tiempo a los diferentes cambios, situaciones y necesidades del sistema empresarial. Por ello, si bien pueden tener diferentes períodos de validez, las certificaciones se otorgan por un espacio de tiempo determinado y deben ser renovadas, lo que permite un proceso de mejora constante.

Continuaré intentando recapitular el complejo ecosistema de certificaciones existentes que agrupo en tres grandes conjuntos: normas, acreditaciones y modelos de referencia.

Las normas aportan básicamente orden, se relacionan con reglas, son prescriptivas, temáticas y centradas en algún aspecto o ámbito específico (calidad, medio ambiente, riesgos y seguridad, responsabilidad social…). Normalmente implica directamente a un equipo técnico de la organización, son auditadas en base a registros por lo que en muchos casos se las relaciona con la recopilación de cierta carga documental, están muy orientadas a los procesos “lo que se hace” (estructura de las organizaciones) y su proceso de verificación se realiza a través de una auditoría. El resultado de esta auditoría es binario (no conforme o conforme, si bien pueden incorporarse observaciones o no conformidades menores).

Las acreditaciones están basadas en estándares, normalmente para un sector específico (sanidad, educación, laboratorios, turismo…) o poniendo el foco en un área transversal de las organizaciones (sostenibilidad, talento, conciliación…). Se acreditan a través de unos requisitos y están muy orientadas a los indicadores (resultados de las organizaciones). El resultado de una acreditación suele ser binario o acercarse mucho a la máxima puntuación posible.

Los modelos de referencia no son prescriptivos, no imponen ni obligan, son globales y holísticos, necesitan del compromiso de toda la organización, requieren de la implicación directa del equipo directivo, son únicos en su redacción con independencia del sector y tamaño lo que permite a las organizaciones comparar su gestión con otras muy diferentes, se evalúa en base a enfoques y evidencias, y están totalmente orientados a conocer la relación causa-efecto (interacción entre estructura y resultados de las organizaciones). El resultado máximo es inalcanzable, no podemos lograr la excelencia en todos y cada uno de los diferentes aspectos de gestión (concretamente para el Modelo EFQM la máxima puntuación es de 1.000 puntos).

Por otro lado, aquello que, con independencia de su tipología, dará valor y diferenciará a la empresa certificada será la organización que toma la responsabilidad de auditar, acreditar, evaluar, validar y garantizar todo el proceso, por lo que la credibilidad y reputación de esta es fundamental.

Si bien desplegar alguna de las certificaciones disponible, sea norma, acreditación o modelo de referencia, implica una dedicación por parte de la organización, sus beneficios se hacen patentes y por ello aunque hace más de un siglo que se establecieron las primeras de ellas siguen siendo una herramienta de plena actualidad. Es especialmente encomiable cuando algunas organizaciones abordan diferentes certificaciones, consiguiendo sinergias entre todas ellas y favoreciendo procesos de cambio y transformación hacia una mejora continua.

Si nuestro objetivo va más allá de normalizar procesos, ganar en competitividad y acreditar nuestros resultados, ya que buscamos adicionalmente posicionar nuestra organización de forma diferencial gracias a una gestión excelente, innovadora y sostenible incrementando la confianza de todos nuestros grupos de interés, sin duda los modelos globales de referencia, como el Modelo EFQM, son la mejor herramienta de certificación. El Modelo EFQM en concreto mejora el compromiso de quienes integran la organización gracias al benchmarking y la comparación y, en definitiva asegura su sostenibilidad a largo plazo.

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