Las empresas privadas y las entidades del sector público están llamadas a entenderse y a colaborar para construir cada día una sociedad más justa, más sostenible desde el punto de vista ambiental y más inclusiva. Mientras que la administración moviliza, a través de licitaciones públicas, más del 11% del PIB, las empresas son los grandes motores de creación de empleo y de riqueza. Si los gestores públicos defienden el interés general, en la empresa cada vez está más asentado el convencimiento de que, más allá de la responsabilidad, a las corporaciones debe guiarles un Propósito que sea el hilo conductor de su Estrategia.
Empresas de iniciativa social: Qué son y cuál es su papel
Las empresas de la economía social, y dentro de éstas las de iniciativa social, conforman un grupo numeroso, pero relativamente desconocido para el conjunto de la ciudadanía. Las empresas de iniciativa social son compañías que realizan actividades competitivas en el mercado, como cualquier otra corporación. La diferencia estriba en que están participadas mayoritariamente por entidades sin ánimo de lucro; en que tienen un fin de inclusión laboral de colectivos con dificultades, como son las personas con discapacidad, y en que reinvierten sus beneficios para crear cada vez más oportunidades. Todo ello, garantizando medidas de ajuste y apoyo al empleo y convirtiéndose, más que en un paso hacia el empleo “ordinario”, en lugares extraordinarios para trabajar y construir proyectos de vida.
La contratación pública estratégica en la Administración
La administración, tanto en el ámbito europeo como en el estatal, autonómico y local, ha venido protegiendo a las empresas de iniciativa social a través de la contratación pública estratégica. Se trata de licitaciones en las que se tienen en cuenta cláusulas sociales a la hora de elegir proveedores. El objetivo del legislador era claro: Promover la escalabilidad de las empresas sociales a través de su acceso al gran mercado de la contratación pública y, con ello, incrementar cada vez más las oportunidades laborales para personas con discapacidad.
La contratación social
La empresa privada también ha recogido este testigo, a través de la contratación social. Todas las corporaciones, especialmente las de gran tamaño, tienen que externalizar parte de sus servicios y suministros con terceros. Y cada vez más se apuesta por una cadena de suministro responsable, no solamente desde el punto de vista ambiental, sino también social. Desde el convencimiento de que apostar por empresas de iniciativa social como partners supone contribuir de forma directa a la creación de empleo para colectivos con dificultades en el territorio.
Pero existe, además, una tercera vía que debe ser explorada. La contratación pública estratégica con empresas sociales tiene sus límites, relacionados entre otros factores con la solvencia de la economía de iniciativa social (compuesta en su inmensa mayoría por PyMEs); con la escasa concurrencia en determinadas licitaciones, por no existir suficiente tejido empresarial social en determinado sector o con la complejidad de la aplicación de la Ley de Contratos del Sector Público.
Fórmulas para fomentar la economía de iniciativa social desde lo público
Teniendo en cuenta estas limitaciones, es conveniente apostar desde lo público por fórmulas que fomenten el carácter social de los contratos, sin limitar el acceso a todos los operadores del mercado a las licitaciones. Se trata, por ejemplo, de reservar un porcentaje en la ejecución de las obras o servicios a empresas de iniciativa social o de potenciar las cláusulas sociales en las licitaciones.
La administración puede, así, no solo apoyar la economía de iniciativa social y, con ella, la empleabilidad de personas con discapacidad, sino que además se convierte en acicate, ejemplo y espejo para la contratación social en la empresa privada. Si los contratos públicos animan la colaboración de las empresas de iniciativa privada con las de iniciativa social, a partir de ahí pueden crearse, consolidarse y ampliarse alianzas a largo plazo.
La Sostenibilidad de las Alianzas bajo el Marco EFQM
Esta tercera vía de colaboración, que busca el equilibrio entre la eficiencia del mercado y el impacto social, se alinea perfectamente con la filosofía del Modelo EFQM.
En primer lugar, al integrar la Contratación Social y las alianzas público-privadas como palancas estratégicas, las organizaciones demuestran un Liderazgo guiado por un Propósito claro que genera valor para la sociedad (Criterio 1: Dirección).
Además, al optar por empresas de iniciativa social, no solo están gestionando su Ecosistema de partners de manera responsable, sino que están creando Valor Sostenible directo para sus Grupos de Interés y para la sociedad en general (Criterio 4: Creación de Valor Sostenible). La excelencia, entendida bajo el marco EFQM, es la capacidad de gestionar la Transformación para garantizar un impacto positivo y duradero, lo que convierte a esta estrategia en un motor de la competitividad y la inclusión.
Contribución al interés general
Y todo ello, volviendo al principio, contribuyendo al interés general que protegen los gestores públicos, a la economía del Propósito que guía a las empresas más excelentes, sólidas y responsables y a la inclusión laboral que persigue la economía social.