Integración de la sostenibilidad en la gestión: la experiencia del Zoo de Barcelona
La transformación del Zoo de Barcelona, articulada sobre los ejes de innovación, excelencia y sostenibilidad, constituye el mejor ejemplo de modelo de gestión que aborda los retos del presente y del futuro a partir de un gran legado del pasado.
El Zoo de Barcelona, gestionado por la empresa Barcelona de Serveis Municipals, siempre supo leer el futuro. Formando parte del imaginario colectivo de la ciudad y del primer contacto que muchos tuvimos con la fauna y el medio natural, los que tenemos una edad lo hemos visto evolucionar y transformarse al compás que lo hacía la sociedad. De este modo, el Zoo de Barcelona ha sabido ir ofreciendo nuevas respuestas a las nuevas preguntas y planteando nuevos interrogantes para los que aún no existen respuestas.
Desde que abrió sus puertas en 1892, sus 13,5 hectáreas en pleno entorno urbano han acercado a millones de personas el compromiso por la conservación, la investigación, la educación y la sensibilización bajo los criterios de bienestar animal y de sostenibilidad.
Sus líneas de actuación, como no podría ser de otra manera en un moderno Zoo europeo, priorizan las especies autóctonas y amenazadas bajo criterios científicos de la UICN. Del mismo modo, el Zoo está transformando sus espacios bajo el concepto de los biomas – mismas unidades ecológicas en las que se divide la biosfera atendiendo a las características climáticas, geológicas, de flora y fauna compartidas. Además, potencia el conocimiento de las especies en sus hábitats, utilizando de manera creciente los recursos tecnológicos para una mejor gestión y experiencia, pero preservando el patrimonio genómico de las especies que tal vez algún día habrá que reintroducir en la naturaleza.
Esta migración, desde el concepto diogénico de coleccionismo zoológico de la época hasta un modelo selectivo y preservativo de la biodiversidad y protección del medio ambiente, supone la intensa dedicación y profesionalidad de sus 160 personas trabajadoras y la aplicación de importantes recursos financieros. El Nuevo Modelo de Zoo, articulado en torno al anterior propósito, supuso sólo en 2022 más de 3,5 millones de euros en inversiones, alineadas en un 41% con el ODS 11 (Ciudades y Comunidades Sostenibles), un 37% con el ODS 8 (Crecimiento económico y trabajo decente) y un 16% con el ODS 15 (Vida de Ecosistemas Terrestres). Los más de 740.000 visitantes del pasado año – un 20% superior al precedente avalan el buen camino emprendido.
Pero el Zoo excede su espacio físico y el de las más de 250 especies hospedadas en sus instalaciones en Barcelona, para actuar a nivel internacional en más de un centenar de programas de conservación en el marco de la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA). A su vez, en los últimos diez años, la Fundación Barcelona Zoo ha llevado a cabo más de 480 acciones, incluyendo proyectos de conservación in situ, investigaciones y la puesta en marcha de un programa de becas. Todo ello ha supuesto una inversión de 4,2 M€.
Un Zoo de tal magnitud asume las mismas preocupaciones y retos medioambientales que los de la sociedad para la que trabaja. Su ambicioso plan de sostenibilidad trabaja los vectores del urbanismo inclusivo, favoreciendo la accesibilidad y la incorporación sensorial de colectivos vulnerables, con señalización inclusiva, mejora de itinerarios y opciones de juego inclusivo. El vector agua es el gran reto de este tipo de instalaciones, por su demanda y por el reto climático que afrontamos, donde se estudia la utilización de recursos hídricos sostenibles, como el agua freática, o la jardinería zoológica, abordando nuevas formas de riesgo y especies adaptadas. La electricidad, aunque 100% renovable certificada en origen, se aborda con la implantación en los próximos años de diversas instalaciones de autoconsumo, con casi 1.000 m2 de superficies fotovoltaicas que producirán más de 225 MWh anuales, equivalentes al consumo de 66 hogares barceloneses.
El otro gran vector medioambiental del Zoo es el de los residuos. En total, 1.400 Tn anuales distribuidas en 24 fracciones distintas. Es por ello que la circularidad constituye una estrategia fundamental, para la prevención y reutilización. 427 materiales fueron donados el pasado año a unas 30 entidades, que beneficiaron a más de 63.000 personas.
El Zoo también tiene un protagonismo clave en los procesos de ambientalización de otras actividades del Grupo BSM. Es el caso de los arrecifes artificiales dispuestos en el Port Olímpic para la regeneración del fondo marino y de su biodiversidad.
Todo ello, en su conjunto, hace del Zoo un espacio vivo y comprometido con el entorno.