Persistencia ante la incertidumbre
Afronto esta etapa al frente del Club Excelencia en Gestión con gran ilusión y enorme responsabilidad. Una institución que representa un valor, el de la calidad, en el que creo firmemente como empresario y como persona. Aunque no será fácil ya que nos movemos en terrenos de alta incertidumbre como demuestra el lema elegido para nuestro XXIX Foro Anual de octubre, ‘Creciendo ante la adversidad’.
Al repasar el programa del foro me encuentro con la participación de Toni Nadal, un personaje al que admiro por su visión sensata y sosegada del deporte y de la vida. Hablará de cómo gestionar no solo la adversidad sino también, como antes citaba, enfrentarse a una incertidumbre que puede llegar a ser tanto o más compleja. Un tema que conoce bien como entrenador y guía de atletas de élite.
En los últimos tiempos hemos vivido de forma encadenada acontecimientos convulsos, desde la gran crisis financiera del año 2008, la pandemia de la COVID-19, la inflación motivada por la abrupta recuperación de la pandemia y las rupturas en las cadenas de suministro; hasta la guerra de Ucrania con su doble drama social y económico, agravando la situación con escasez de materias primas, desequilibrios energéticos y repunte de la inflación, con la sombra de un cambio climático que comienza a formar parte diaria de nuestras vidas. Por no hablar de otros desafíos geoestratégicos como la amenaza de una nueva guerra fría entre China y EE.UU. o el crecimiento mundial de las tres “p” de Moisés Naím: populismo, polarización y posverdad. Pocas certidumbres podremos enfrentar a este escenario, se las dejo a los populistas, y tampoco seré yo quien apele al optimismo gratuito ni al pensamiento positivo vacío, pero sí quizás apuntar caminos potencialmente transitables para todos, empezando por las organizaciones que formamos parte del Club Excelencia en Gestión.
En la génesis del Modelo EFQM hallamos una conexión entre el propósito y la estrategia de una organización y, a su vez, con la creación de valor sostenible para sus grupos de interés y la obtención de resultados. Excelencia, innovación y sostenibilidad son nuestros tres grandes faros. Las empresas, el tercer sector, las administraciones públicas, en mayor o menor medida intentamos seguir esta senda. Estamos integrados en una sociedad y un mercado híper exigentes e interrelacionados. Somos entes cada día más responsables de nuestros actos, que respondemos con nuestros bienes y servicios, desde la transparencia, a través de nuestra práctica ética y responsable, abiertos al cambio, con agilidad y flexibilidad para responder al nivel de servicio exigido…en definitiva, con excelencia en el sentido más extenso. Para responder acertadamente necesitamos modelos referentes como el que brinda EFQM, no podemos caminar solos en medio de esta complejidad.
Parafraseando a nuestro director general, Ignacio Babé, la “coopetición”, combinación virtuosa que invita a cooperar con nuestros competidores, también debería guiar nuestra estrategia y servir para repartir valor y generar resultados. No es sencillo, pero los retos que afrontamos requieren una visión nueva, amplia y transformadora. En este contexto, el Club aporta una excelente red de alianzas, de intercambio de buenas prácticas y de casos de éxito en la gestión de las organizaciones.
Tenemos, por otro lado, el ejemplo de los Fondos Next Generation con el enfoque de la Unión Europea basado en la formación de partenariados y alianzas en torno a la sostenibilidad ambiental y la innovación tecnología, conceptos a su vez indisolublemente vinculados, al igual que la imprescindible dualidad público-privada. Aunque, por desgracia, la eficacia de estos fondos podría verse comprometida por el fantasma de la burocracia y de la lentitud administrativa.
La fusión de variados propósitos unidos a estrategias compartidas han de contribuir a maximizar el valor. Y aquí me permito hacer referencia a la figura del empresario Schumpeteriano, aquel que aprovecha las condiciones existentes, supera obstáculos, es disruptivo, rompe con la rutina, va en contra de la corriente. Para Schumpeter, el empresario es una especie de caballero andante, un emprendedor con un punto de locura y atrevimiento capaz de mover el mundo, un impulsor y transformador de la economía para quien el beneficio es solo una forma de medir la acción creadora. Estoy convencido de que hoy Schumpeter integraría a este caballero errante en un ejército compacto y colaborativo de innovadores.
Volviendo al inicio, Toni Nadal cree que “vivimos en un mundo donde la mayoría de gente nos autoengañamos, nos queremos hacer creer que somos mejores de lo que en realidad somos”. Quizás no tengamos respuestas definitivas, pero sí algunas fórmulas para avanzar sin engañarnos a nosotros mismos: empezando por referencias excelentes como EFQM; el trabajo duro unido a la cooperación que menciona Ignacio Babé; el atrevimiento y la disrupción de Schumpeter; o la humildad y el sacrificio de Nadal. Y, por último, permítanme concluir con el título de otras de las mesas redondas del foro que espero con expectación: “La persistencia como clave del éxito”.