Este informe refleja una percepción de estabilidad relativa en la situación personal y territorial de los economistas encuestados, aunque con claros signos de deterioro a nivel nacional. Mientras que la mayoría considera que sus finanzas personales y las economías provinciales y autonómicas se mantienen estables, el 54,3% estima que la economía española ha empeorado, en línea con la revisión a la baja del crecimiento prevista por el Banco de España. Factores como la política arancelaria de EE.UU., la guerra en Ucrania, los conflictos en Oriente Próximo y el debate sobre el gasto militar europeo contribuyen a un contexto de elevada incertidumbre.
También se analizan cuestiones de actualidad como el impacto de la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas, la incorporación de la inteligencia artificial generativa y las consecuencias de las tensiones comerciales internacionales sobre las exportaciones españolas. Si bien en el ámbito local predomina la percepción de estabilidad, las expectativas nacionales son pesimistas: un 56,4% cree que la economía española seguirá deteriorándose en los próximos meses. Este contraste entre la resiliencia regional y la fragilidad nacional subraya la importancia de reforzar la competitividad y de adaptar las políticas económicas al nuevo entorno global.