El Informe anual sobre el mercado único y la competitividad 2025 de la Comisión Europea parte del diagnóstico de que, aunque la Unión aglutina a casi 450 millones de personas y 23 millones de empresas, su potencial sigue lastrado por obstáculos persistentes (carga administrativa, fragmentación regulatoria en servicios y mercancías, elevados costes energéticos) y por un ritmo de integración que se ha ralentizado tras la pandemia.
Para orientar las políticas, el Informe se apoya en veintidós indicadores clave de rendimiento (ICR) agrupados en tres grandes ejes —innovación, descarbonización e inversión, y seguridad económica— y los complementa con un seguimiento de 150 indicadores adicionales. Destacan los desafíos en I+D, la baja adopción de tecnologías digitales por pymes, la lenta integración de servicios transfronterizos y el deterioro del atractivo para la inversión extranjera. Además, se subraya la necesidad de reforzar las herramientas digitales (pasarela única, IMI, facturación electrónica) y aliviar la carga regulatoria para las pymes, que representan el 99,8 % del tejido productivo.