El informe revela que, aunque el uso de la inteligencia artificial se ha generalizado —el 88% de las organizaciones utiliza AI en al menos una función— la mayoría sigue estancada en fases de experimentación o piloto, sin escalar todavía los casos de uso a nivel corporativo. La adopción de AI agents, capaces de planificar y ejecutar tareas de forma autónoma, está creciendo: el 62% de las empresas ya experimenta con ellos, pero solo un 23% ha comenzado a escalarlos y en la mayoría de los casos solo en una o dos áreas, principalmente IT y gestión del conocimiento. A pesar de esta inmadurez, las organizaciones reportan beneficios claros en innovación, satisfacción de clientes y eficiencia operativa, aunque el impacto financiero global (EBIT) sigue siendo limitado.
Se destaca que los AI high performers —el 6% de las organizaciones con mayor impacto— se diferencian por una ambición más alta: usan la IA para transformar el negocio, no solo para automatizar. Rediseñan flujos de trabajo, escalan más rápido, aplican mejores prácticas de gestión y cuentan con liderazgo activo impulsando la adopción. También incorporan procesos sólidos de validación humana, infraestructuras tecnológicas modernas y estrategias de talento específicas. Aunque la automatización genera expectativas mixtas sobre el empleo (32% prevé reducciones, 13% aumentos), la mayoría de las empresas está contratando perfiles especializados en IA, especialmente ingenieros de software y de datos.