Ante este desafío, promover en las empresas un modelo de gestión basado en la excelencia es crucial para lograr el éxito en los resultados. Para alcanzar este objetivo, en nuestra opinión como compañía, son esencialmente prioritarios los siguientes aspectos: el talento, la calidad, la innovación y el protagonismo social.

Por lo que se refiere al talento, es la piedra angular sobre los que se sustenta el resto. La implementación de un sistema empresarial que aspire a la excelencia debe ser común a todos los niveles de la organización. Es decir, requiere de la involucración de todas las personas que la forman, de manera que, cada una de ellas, asuma la responsabilidad y el papel que debe desempeñar para la consolidación de este concepto.

Pero, no solamente es necesario construir el equipo con las capacidades adecuadas, sino, y quizás siendo este el reto más difícil, ser capaces de retenerlo. Vivimos un cambio del paradigma laboral que exige a las compañías ir más allá de una oferta profesional atractiva, hay que involucrar a las personas en el proyecto, haciéndolas sentirse parte del mismo, proporcionándoles posibilidades reales de desarrollar una carrera en la compañía, que incluya oportunidades de formación y promoción. Además, fomentando esta cultura de excelencia internamente, se proyectará también hacia fuera una visión positiva que ayudará a atraer hacía la organización los mejores perfiles de su sector.

Otro de los pilares que mencionaba es la calidad, que junto a la excelencia son dos caras de la misma moneda. La competencia y la rapidez del contexto en el que nos movemos, con plazos cada vez más cortos y una demanda exigente, hace que el desarrollo de una buena oferta, tanto en productos, como en servicios, en muchas ocasiones, se resienta. Por tanto, el equipo gestor no debe perder ese foco en “hacer bien las cosas”, y bajo su liderazgo tiene que ser capaz de no sacrificar el producto en exigencia de la inmediatez.

El tercer pilar es la innovación.  No puede haber una gestión excelente sin un espíritu innovador, inconformista, que nos lleve de manera recurrente a buscar la mejora continua, a autoevaluarnos y analizar qué podemos hacer mejor. Para ello, analizaremos en nuestro entorno las prácticas más novedosas e incorporando todo aquello que las nuevas tecnologías nos ofrecen para ir un paso por delante.

Y, por último, el aspecto social dentro de la ESG, que puede parecer algo común hoy en día, pero desarrollada de la manera correcta, es imprescindible para cualquier compañía que aspire a la excelencia. En este momento, más que nunca, si las organizaciones quieren posicionarse y perdurar en el tiempo, tienen que demostrar de manera real y transparente ese compromiso con la sociedad, que va más allá de sus propios objetivos como negocio.

Creo que esta visión está muy en sintonía con la propuesta del Club Excelencia en Gestión, una organización que realiza una labor notable para inspirar y ayudar a las compañías a lograr esa administración optima a través del Modelo EFQM.  En este punto, no solo colaborando con las grandes empresas, sino, sobre todo, con las medianas y pequeñas, las cuales constituyen la mayor parte del tejido empresarial español, caracterizándose por un enfoque más familiar, cercano y de calidad, siendo palanca fundamental para el desarrollo de los futuros compromisos de sostenibilidad y motor para la economía nacional.

Así pues, el Club Excelencia en Gestión es un espacio de encuentro indispensable para empresas que, como Caser, aspiramos a la búsqueda de la excelencia en todos los niveles de nuestra organización con la clara visión por ser referente e innovadora, aportando progreso y bienestar en su misión de satisfacer las demandas y necesidades de la sociedad.