Este informe analiza la evolución política y económica de América Latina en un contexto de fuerte polarización y tensiones sociales en julio de 2025. La región afronta desafíos comunes: bajo crecimiento, alta inflación en varios países, dependencia de materias primas y un entorno externo condicionado por la desaceleración de China y la política comercial de Estados Unidos. A nivel político, se destaca la fragilidad institucional y la falta de consensos estables, lo que incrementa la incertidumbre en mercados clave como México, Brasil y Argentina.
Se subraya también la oportunidad de transformación en torno a la transición energética y la digitalización, aunque advierte que su aprovechamiento depende de estabilidad regulatoria y marcos de inversión atractivos. Al mismo tiempo, la persistencia de desigualdades sociales y la debilidad de la gobernanza limitan la capacidad de los países latinoamericanos para capitalizar las oportunidades globales. En este sentido, se plantea que la clave del futuro regional estará en combinar disciplina macroeconómica, cohesión política y estrategias de desarrollo inclusivas.