Este informe aborda la importancia de la gestión de la confianza corporativa como un activo estratégico fundamental para el éxito de las organizaciones en el entorno actual. En un contexto de polarización, incertidumbre y creciente desafección hacia las instituciones, la confianza se posiciona como un elemento clave, comparable al capital financiero, que debe integrarse en la estrategia, la cultura y la operativa diaria de las empresas. La gestión de la confianza no solo ayuda a fortalecer la resiliencia frente a crisis, sino que también impulsa el crecimiento, la lealtad de clientes y empleados, y mejora las condiciones de financiación.
El modelo TrustMaker, desarrollado para medir y gestionar la confianza, se basa en cinco pilares fundamentales: autenticidad, coherencia, empatía, transparencia y un enfoque relacional a largo plazo. Estas dimensiones permiten a las organizaciones construir relaciones sólidas y sostenibles con sus grupos de interés, integrando sus expectativas y generando una ventaja competitiva duradera.
En resumen, gestionar la confianza de manera estratégica no solo es crucial para mejorar la imagen corporativa, sino también para asegurar una mayor competitividad y sostenibilidad a largo plazo.