El estudio ofrece una visión internacional y estratégica sobre cómo las organizaciones pueden identificar, formar y apoyar eficazmente a sus futuros líderes, alineando desarrollo personal y rendimiento colectivo.
Se revela que estos nuevos mandos muestran un alto compromiso con sus funciones y una fuerte motivación por impactar positivamente en el rendimiento organizacional. Si bien el 95 % se siente preparado para liderar, también enfrentan una creciente carga laboral (67 %), dificultades para equilibrar la vida personal y profesional, y retos como la gestión de conflictos, la adaptación al trabajo híbrido y la presión por obtener resultados inmediatos.
Las soft skills como el liderazgo, la comunicación efectiva y la empatía se posicionan como competencias clave para el éxito, superando incluso a la experiencia técnica. El 74 % de los nuevos managers ha recibido algún tipo de apoyo o formación, destacando la importancia de preparar a los futuros líderes antes de su incorporación formal. Además, el 77 % ya ha integrado la inteligencia artificial en su gestión y está comprometido con iniciativas de responsabilidad social, lo que demuestra una evolución hacia un liderazgo más moderno, humano y adaptativo.