Este informe recopila la visión de más de 7.000 personas en cinco países, revelando que la percepción sobre la alimentación sostenible es mayoritariamente positiva: un 74% la valora favorablemente, destacando su impacto en la salud (47%) y en el medioambiente (51%). No obstante, al momento de comprar, los consumidores siguen priorizando criterios como el precio y el sabor por encima de factores nutricionales o ambientales, lo que refleja la brecha entre las aspiraciones de sostenibilidad y las decisiones de consumo cotidianas.
Se evidencia también que los consumidores esperan un rol activo del sector de la restauración en esta transición, identificando como prioridades la reducción del desperdicio alimentario (50%), la producción responsable (41%), la innovación en recetas (37%) y una mayor información al consumidor (36%). En conjunto, los resultados muestran que avanzar hacia una alimentación sostenible requiere no solo de cambios en la oferta y la comunicación de las empresas, sino también de un equilibrio entre sostenibilidad, accesibilidad económica y placer gastronómico.