El informe analiza el papel del turismo de eventos como motor estratégico de la economía madrileña, destacando su elevada capacidad para generar actividad empresarial, empleo cualificado y retorno fiscal. A partir de metodologías consolidadas —como las tablas input-output y la Cuenta Satélite de Turismo—, el estudio evidencia que esta industria moviliza principalmente inversión privada y activa cadenas de valor de alto rendimiento, desde la organización de congresos y ferias hasta la hostelería, el transporte, la logística y los servicios culturales. Su especialización en segmentos como MICE, festivales y eventos deportivos explica la elevada productividad del sector y su contribución diferencial al PIB regional.
Se subraya también las ventajas estructurales que ofrece este modelo: un gasto medio por visitante superior al turismo convencional, una clara desestacionalización de la demanda y un potente efecto de arrastre sobre sectores intensivos en valor añadido. Asimismo, recoge los beneficios intangibles asociados a la proyección internacional de Madrid, el fortalecimiento de la marca-ciudad y la generación de redes empresariales y tecnológicas. La combinación de estas dinámicas con una sólida colaboración público-privada y un ecosistema empresarial maduro sitúa a Madrid en una posición de referencia global en la organización de eventos.
Se propone una hoja de ruta orientada a reforzar la competitividad del sector, basada en la mejora de infraestructuras, la digitalización, la sostenibilidad y la gobernanza compartida.