El documento presenta un diagnóstico completo de las fortalezas nacionales, oportunidades en la cadena de valor y retos estructurales que enfrenta el ecosistema español de microelectrónica. Entre las áreas de oportunidad destacan el diseño de chips (especialmente RISC-V), la fotónica integrada, los semiconductores compuestos, el testeo y ensamblaje, así como los nichos vinculados a la sostenibilidad y la economía circular.
Se identifican también importantes desafíos: fragmentación institucional, déficit de talento especializado, lentitud administrativa y ausencia de una estrategia nacional ejecutiva. Para superarlos, propone un plan de acción en nueve ejes, que incluyen la creación de una gobernanza nacional estable, integración del sector defensa, impulso al I+D y la transferencia tecnológica, desarrollo de capacidades industriales diferenciadoras, apoyo al emprendimiento deep-tech, fiscalidad competitiva, políticas activas de formación y talento, y una mayor coordinación territorial. Todo ello con el objetivo de que España pueda reforzar su autonomía tecnológica, contribuir de forma estratégica a la soberanía europea y posicionarse en un lugar relevante en la economía global de los semiconductores.